Nuevos retos de la Educación: Alfabetizando a los ‘nativos digitales’
Es probable que alguna vez hayamos escuchado expresiones del tipo «¡Mira que bien maneja la tablet!» o «Ya utiliza el móvil mejor que yo». Muchos podríamos pensar que las nuevas generaciones tienen un «don especial» para el manejo de las nuevas tecnologías, sin embargo, esta afirmación es una verdad a medias.
Nativos digitales y alfabetización digital
Haber nacido y crecido en la era donde la Informática e Internet están ya más que implantadas y extendidas ciertamente supone una gran ventaja desde el punto de vista de la accesibilidad, pero para hablar de verdaderos nativos digitales1 es imprescindible entender la importancia del proceso de aprendizaje que hay detrás. Ser un usuario de las nuevas tecnologías no se limita a saber utilizarlas, también implica aplicarlas de forma consciente, correcta y responsable. Desarrollar estas competencias desde una perspectiva integral es lo que comúnmente conocemos como alfabetización digital.
La industria del hardware, el desarrollo de Internet y la globalización han impulsado en poco más de una década grandes cambios en nuestra forma de aprender, trabajar, divertirnos, comunicarnos y relacionarnos. Cuando nos referimos a la educación de nuestros hijos, no sólo estamos ante un mundo infinito de posibilidades, también de desconocimiento, riesgos y peligros que debemos ser capaces de identificar y gestionar.
La magia escondida detrás de las nuevas tecnologías
Los dispositivos electrónicos tienen un gran atractivo, especialmente para las nuevas generaciones. Desde edades tempranas, hasta ya entrada la adolescencia y posteriormente la madurez, la tecnología tiene algo que nos llama la atención de manera insconciente, una especie de magia intrínseca creada por su facilidad de uso, la inmediatez, una apariencia agradable, la interconectividad… Las empresas del sector lo saben y buscan explotarlo al máximo, incluso dejando la ética de lado.
«Cualquier tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia.» (Arthur C. Clarke).
En ocasiones, estas características desvirtúan las verdaderas capacidades de los usuarios. ¿Somos realmente conscientes de los riesgos que conllevan acciones tan simples como compartir una foto, abrir un adjunto de correo, crear una cuenta de usuario, compartir nuestra ubicación o visitar una página web?
Según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística2, el 66% de los jóvenes entre 10 y 15 años posee un teléfono móvil, el 89,7% disponen de ordenador y el 92,9% hacen uso de Internet. Estas cifras ponen de manifiesto el uso extendido de las nuevas tecnologías entre los menores y alertan sobre la necesidad de una formación digital.
¿Cómo afrontar el proceso de alfabetización?
Como padres y educadores debemos implicarnos en el proceso de alfabetización, pero la realidad es que no siempre es una tarea sencilla. El ritmo de la industria tecnológica es difícil de seguir, en ocasiones carecemos del tiempo suficiente, la adolescencia es una etapa complicada y la presión de grupo tampoco juega a nuestro favor. Somos conscientes de los riesgos que existen y la resignación no es una opción, ¿qué podemos hacer?
Una de las mejores formas de educar es hacerlo con el ejemplo y desde edades tempranas. Las relaciones entre padres e hijos son la principal fuente de aprendizaje, nuestro comportamiento será para ellos un referente. Valores como el respeto, la amabilidad, la tolerancia, la sinceridad y el pensamiento crítico sentarán los pilares básicos de lo que vendrá después, la comprensión y el correcto manejo de las herramientas, sean cuales sean. Por paradógico que pueda parecernos, la alfabetización digital comienza antes de utilizar la tecnología.
La segunda etapa consiste en abordar el primer contacto con las herramientas y dispositivos tecnológicos para, por ejemplo, visualizar contenidos online, interactuar con las primeras aplicaciones, jugar a videojuegos, comunicarnos con familiares, buscar información, realizar actividades de clase… Antes o después, nos guste más o menos, este momento llegará de una u otra forma. Como usuarios y docentes, recomendamos una estrategia basada en la moderación y el acompañamiento, en lugar de la negación y la prohibición sistemática.
Esta etapa adquiere una gran importancia en los años previos a la adolescencia. Ejecutada de manera adecuada, aportará grandes beneficios al desarrollo de las competencias transversales, también llamadas habilidades blandas o ‘soft skills’. Un buen apoyo para complementar este área consiste en realizar actividades extraescolares como las que ofrecemos en nuestra academia.
Todo el esfuerzo invertido contribuirá positivamente al diálogo y una mayor confianza con nuestros hijos en su transición a la madurez. En la adolescencia no sólo les acompañaremos, también aprenderemos a afrontar juntos problemas reales en un contexto tecnológico y social que ni siquiera hoy podemos predecir con exactitud.
Para concluir, a título de curiosidad, os referenciamos una de las herramientas que utilizamos en IngeniaKids para fomentar en nuestros alumnos más pequeños el uso seguro de Internet a través de la educación en valores. Se trata de la iniciativa «Sé genial en Internet» de Google, con recursos muy interesantes para familias y educadores. En este proyecto también colaboran Policía Nacional, INCIBE, OCU y AEPD.
Esperamos que os haya gustado esta entrada. Os invitamos a contactar con nosotros si queréis más información o que escribamos sobre algún tema relacionado que os interese.
Imágenes: Unsplash
- «Nativos e Inmigrantes Digitales (2001)». Marc Prensky. Institución Educativa SEK. ↩
- «Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares (2019)». Instituto Nacional de Estadística. ↩